Cristina Fernández bromeó con su vicepresidente electo y Ministro de Economía Amado Boudou aludiendo a éste como uno de los "conchetos de Puerto Madero".
Pero el ministro le replicó a Fernández de Kirchner que "no es sólo para los conchetos de Puerto Madero como usted dijo, sino que (Puerto Madero) se ha convertido en un paseo para miles y miles de porteños que los fines de semana vienen aquí a la Costanera Sur".
Luego, Cristina Fernández aclaró: "Fue una bromita, che, lo de concheto, tampoco te lo tomes tan así. Si te puse de vicepresidente y vivís en Puerto Madero. Tengo una buena opinión de la gente de Puerto Madero, si no no te hubiera puesto de vicepresidente. Puerto Madero tiene su vicepresidente, así que no se pueden quejar".
Ese es el concepto que tiene esta presidenta de los habitantes de este sitio de la Capital Federal. Mas allá de las bromas y del tono con el que se dice estos comentarios denotan odio de clase y demagogia populista como bien lo hacía Nestor Kirchner.
Es también llamativo, el cariño y la confianza con la que Cristina Fernández y Amado Boudou se tratan que hasta ha provocado los celos de sus hijos acusando a Boudou de tomar demasiado protagonismo "de gobierno".
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