viernes, 25 de febrero de 2011

Luego de Mubarak sigue Gaddafi ...


Libia también se suma a esta ola libertadora del África musulmana en la que estamos inmersos en estas últimas semanas. Muammar al-Gaddafi está en la cuerda floja luego que la comunidad internacional condenase la represión a la que somete a su pueblo por las protestas.

En estos últimos días vimos como se recrudecía la violencia oficialista, violencia del gobierno hacia sus conciudadanos. Sus fuerzas leales mantienen un férreo control sobre Trípoli tras perderlo en Bengasi, Tobruk y Musratha. Tras la fuerza de los opositores que intentaron extender la revuelta al oeste del país, el mayor objetivo del líder libio en estos momentos se centra en mantener bajo su poder las ciudades de Zauiya y Sabratha, a menos de 75 kilómetros de la capital. La situación sobre el terreno sigue siendo muy confusa, con informaciones que salen del país a cuentagotas, con censuras al internet que ya de por si era utilizado por poco por la población por no ser universalizado el acceso a internet.

Las tarjetas de memoria son requisadas de los teléfonos móviles y cámaras de foto para que salga del país la menor información posible, sin embargo desde la frontera entre Libia y Egipto -donde no existe control libio, excepto dos milicianos que saludan a los pocas personas que cruzan- hasta Tobruk, a 120 kilómetros, las banderas de la independencia ondean en los edificios oficiales y las comisarías están vigiladas por civiles, algunos de ellos armados.

Mercenarios encarcelados, otros mercenarios pero estos oficialistas presumiblemente subsaharianos son contratados para combatir a los líderes revulucionarios o a quienes pueden influenciar mas sobre las masas exaltadas.

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