sábado, 25 de julio de 2009

El día del desembarco aliado en Sicilia

Se dice que la mañana del 14 de julio de 1943 un caza estadounidense sobrevoló Villalba a baja altura. Como es lógico, hizo salir a la calle a los habitantes de la población. Mientras el avión pasaba rugiendo casi a la altura de los tejados, pudieron ver, adherida al fuselaje, una bandera de color dorado con una gran “L” en el centro. Al pasar sobre la casa del cura de la parroquia, monseñor Giovanni Vizzini, el piloto dejo caer un pequeño paquete. Éste, sin embargo, fue interceptado por un soldado italiano, que lo llevó al comandante local de Carabineros.

Cuatro días antes se había iniciado la "Operación Husky"; ciento sesenta mil soldados aliados habían desembarcado en una extensa franja de la costa sudeste de Sicilia, y a continuación otros trescientos mil combatientes norteamericanos y británicos. Esta enorme fuerza estaba ahora desplegándose por toda la isla. Los británicos se dirigían al nordeste; hacia Catania, Messina y la península; los estadounidenses avanzaban hacia el norte y oeste. Era la primera vez que los aliados invadían territorios de una de las potencias del eje.

Villalba, en el mismo centro de Sicilia, apenas constituía un objetivo estratégico importante. No era más que un conjunto de casuchas labriegas conocido pricipalmente por sus lentejas, un importante componente de la dieta de los pobres. La empinada cuadrícula de callejuelas estrechas y polvorientas que configuraba la aldea se había construido en el siglo XVIII para proporcionar mozos de labranza a la gigantesca propiedad de Miccichè, que se extendía en todas direcciones al pie de la población. La vida en Villalba giraba alrededor de la diminuta piazza Madrice, en la que había dos bares, una oficina del Banco de Sicilia y una iglesia.

Pero el avión caza volvió el día siguiente, ostentando todavía su inusual bandera. Se lanzó otro paquete, que tal vez si llegó a la persona correcta. El envoltorio de nailon llevaba escritas unas palabras en siciliano: "zu Calò" ("tío Calò), que no era otro que el capo mafioso don Calógero Vizzini, el hermano mayor del cura. El paquete lo recogió el mayordomo de Vizzini, que se lo llevó a su amo. Dentro había un pañuelo de seda de color dorado con una gran "L" negra en el centro.

Aquella misma noche -continúa la historia- un jinete salió de Villalba con un mensaje para un tal "zu Peppi", de Mussomelli. El mensaje decía así: "El martes día 20 Turi partirá hacia la feria de Cerda con los torneros. Yo saldré el mismo día con las vacas, los bueyes y el toro. Prepara la leña para la fruta y organiza los corrales para los animales. Di a los otros capataces que se preparen".

Continuará...

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